Que horrible, ¿no? Ahora si tenemos
simpatía con todos. Ahora nos armamos y preocupamos ante algo que en años no
valoráramos, pero claro, hasta que no pase, ¿para qué importar?
Los huracanes Harvey, Irma, María y
José. Y los nuevos en acercarse:
Kenneth, Fernanda y Eugene.
Sismo de 7.1 en México
Sismo de 5.3 en las costas de Fukushima,
al noreste de Japón.
(2017)
Ya se ha hablado infinidades de veces de
una culminación global, cada uno superada y dejadas en el olvido, aunque nunca
se debe olvidar que todo ser vivo tiene un límite. Tantos estudios nos han
dejado claros que la naturaleza es la única que en vida y razón nos mantiene.
¿Y cómo lo pagamos? Contaminando cada extremo lleno de vida. Incinerando cada
extremo lleno de vida. Asesinando cada
extremo lleno de vida, llegando a la extinción de la misma. Arrasando con la
única masa que nos mantiene firme solo para probar y defender la idea
envenenada del hombre, ¿y vamos a llorar y a sentir misericordia? ¿En serio?
¿Ahora? Eso debimos de hacerlo cuando cometidos nuestro primer pecado, nuestro
primer asesinato… y lo peor, no estar agradecido ni consiente del respeto que
se debe de tener. Llegamos a los que todos hablan y en realidad somos, unos tiranos.
La destrucción de algo es el principio
de aquel en vida ha sufrido sin consentimiento de su condena. Hablo de la
naturaleza y sus animales, dejando a la especie condenada por extinguir,
explotar, abusar, denigrar, ajusticiar y deshidratar aquellos que solo buscan
para sobrevivir. ¿Los humanos, siendo la mente más evolucionada, en verdad esta
es nuestra manera de sobrevivir sabiendo que para poco es suficiente? Que
ignorantes somos. Hablamos de justicia y nos olvidamos de aquellos que en
verdad necesita justicia. La naturaleza.
La naturaleza ha tomado venganza. Ya
está cansada de seguir jugando a nuestro juego de esperanza. Ha tomado parte de
nosotros y se ha incrementado la brutalidad de su fuerza para acabar o tomar
acción hacia una enseñanza… todo gracias a una severa obsesión de
contaminación. Hasta Dios sabe que debemos pagar nuestros pecado.
Que todos estos desastres maravillosos,
de la cual hemos disfrutado en videojuegos, películas, series, libros e
imágenes, sea el despertar de una justa verdad en contra de las específicas
acciones humanas. Que el cielo se envuelva en llamas para purificar. Que el
agua sea ácido para desintegrar y la tierra sea cenizas para liberar.
‘’De polvo vienes y en polvo te
convertirás’’.
(Génesis, Cap. 3, Vers. 19)
Nunca esperemos el taquillero ‘’Fin del
mundo’’ Ya eso lo estamos viviendo, todos los días, cada hora. Un lento y
prolongado fin del mundo… donde nosotros encarnamos ese título tan famoso.